Cuando las dificultades de la postguerra generaron el éxodo del campo a las poblaciones, cuando las persecuciones de las personas, represaliadas de guerra, hicieron que estas y sus familias huyeran de sus pueblos, de pocos habitantes, en los que además de convivir con los criminales fascistas, tenían que soportar sus humillaciones, esas personas huidas de sus lugares de origen tuvieron que acomodarse a lo que sea, en el destino. Si en tiempos de anacoretas, por gusto, algunos para encontrar a su Dios vivían en aislamiento (es un decir), pues no dibuja Giovanni Boccaccio ese panorama en su Decamerón. En estos casos por el contrario, eran los "alojamientos" de suma necesidad.
En nuestra ciudad hubo muchas personas que utilizaron ese modo de vivir. Me estoy acordando de los abuelos de Pilar, una buena amiga, y mejor fotógrafa, y las cuevas de la Arruzafa, además de las que citaré después, de la cornisa norte de la Asomadilla, junto a la Huerta del Naranjo; las de al lado del canal (ahora es un jardín) frente al Punto Verde de la Fuente de la Salud y el sombrerillo del Rey que aún queda allí. Estas están desaparecidas entre un precioso jardín que salva el desnivel (lo he subido en bicicleta esta mañana y se las trae) entre la carretera y la preciosa barriada superior.
O algunas en la Palomera; sin olvidar el barrio de chabolas que fue el Zumbacón; o el barrio del Naranjo, poblados que surgieron como núcleos de personas desplazadas que se hicieron un chozo y después se consolidó. O sin ir más lejos el barrio de Villacachonda, en el barrio Viejo del Campo de la Verdad. O incluso el cementerio de los protestantes de Duncan Shaw, en el que vivieron personas junto a las tumbas. O los puentes del canal como el que ocupaba la familia Carrasco "Marchena el de la Arena" recién emigrados de Linares. O el del Canal del sifón de Pedroches que también tenía un "apartamento"en unos de sus ojos. O la ocupación de los bordes de las cañadas reales, caso Villarrubia, Higuerón etc..
Jardín frente al punto Verde. Al fondo el pino singular del antiguo cementerio
Jardín citado
Plano alrededores de Mirabueno, canal y antigua vía ferrocarril sierra.
Enumerar todos esos lugares de mal vivir, por imperiosa necesidad, de las familias, sería interminable. El otro día, tomando un respiro junto a los almezos de la noria de la desaparecida Huerta del Naranjo, entablamos conversación con un lugareño, algo mayor que yo, que conocía el terreno por haber nacido en un chozo que se hizo su padre en el barrio, que gracias al primer ayuntamiento democrático de esta ciudad y a la conciencia del partido que lo gobernaba, fue adquiriendo dignidad, toda la que se merecían sus habitantes. Adoquinado de calles, alcantarillado, se acababa la mierda corriendo, como si de un poblado de la oscura edad media se tratara, por los regueros centrales de la calle empinada de tierra, y otras muchas mejoras sociales. La pena es que a la hora de las urnas los seres humanos tengamos memoria de pez.
Puente vivienda de la familia Carrasco
Puerta de "Automovilismo" (Foto Eladio Osuna)
Restos del "apartamento" del ojo seco, del Puente de Pedroches
Fuentes, servicios públicos, etc. en el Barrio del Naranjo, para poder ser hoy un barrio que está rodeado, por su ubicación, de otros residenciales. Y el colofón, el maravilloso Parque de la Asomadilla y sus aledaños, gracias al sacrificio y la lucha de muchos ciudadanos, la mayoría amigos, que no cito porque al final se me olvidará alguno, que al fin han visto realizada su obra, que no es de los poderes públicos, sino de ellos. Encauzamiento del Arroyo de las Piedras, aunque la sinvergonzonería -y soy suave en el tratamiento-, de unos cuantos, haya ocupado, usurpado su cauce, con un gimnasio y jardines de un par de chalet, y más abajo de la fábrica del plomo además de las perreras y cuadras, con una empresa de ascensores.
No podemos olvidar el cementerio de coches de la guerra incivil, gracias al golpe de estado oligarca-fascisto-militar-católico -si dijeron aquello de confabulación marxisto-judeo-masónica, pues yo digo esto-, del cuartel de Automovilismo -se llamaba de San Fernando, pero seguro que nadie lo mencionaba así-, que había en lo que hoy es la glorieta de los Almogávares. Allí también vivían personas en los coches cuando se relajó la vigilancia del lugar. Ese lugar parecía sacado de un tebeo de Hazañas Bélicas, era lo más cerca que habíamos estado los niños de material de guerra. Tendría yo cuatro o cinco años la primera vez que vi el cementerio de material de guerra, cuando mis padres me llevaron a una boda que se celebraba en un patio de tierra de una casa de vecinos que hacia esquina, y se cantaba como canción del momento la guaracha "Maria Cristina me quiere gobernar" y la "Raspa".
Me contaba el vecino que en esas cuevas de la cornisa norte de la Asomadilla, sobre el cauce entonces abierto del Arroyo de las Piedras, y frente a la noria de la Huerta del Naranjo, vivían no menos de seis familias, y muchos niños. El agua potable más cercana, la Fuente de la Salud, o un pilar arriba del barrio, y ya más lejos a la alcubilla de la Palomera. Todavía se observan las alacenas excavadas en las paredes de la cueva, e incluso los restos de hollín en sus techos, aunque estos parecen de recientes ocupaciones. Ahora están cercadas por una valla, caída, y rodeadas de restos de porquería de furtivos amantes o usuarios, al amparo de las cañas que se alimentan de la humedad del arroyo subterráneo, de necesidades fisiológicas de urgencia.
Me comentó también un hecho vecinal de ese tiempo, ocurrido con la persona que por allí vivía que la llamaban Juana la Fea -supongo no sería por gusto-, cuando la Guardia Civil intentó detenerla no sé por qué razón, pero tampoco en ese tiempo era necesario tener alguna, y en el forcejeo con los beneméritos tiró a uno de ellos al arroyo, huyendo como alma que lleva el diablo. Luego se comentó que se había marchado en el tren, en una casetilla de los guardafrenos de un vagón de mercancías, a Cataluña con su compañero. Era muy normal eso que se llamaba viajar en los "topes". Hablamos del Cortijo Fuente de la Salud, Mirabueno y Sansueña, aunque no estaba muy al tanto de la usurpación del dominio hidráulico por parte de los "vivos usurpadores" y además nos dio la impresión que pretendía disculparlos.
Fotos autor, Eladio Osuna, AMC, y Ladis
Bibliografía conversación vecino
Fotos autor, Eladio Osuna, AMC, y Ladis
Bibliografía conversación vecino