Una vista desde el entronque de la carretera con la de la subida a las Ermitas
Cuando era pequeño, bastante más que ahora, en mi casa se hablaba mucho de las Ermitas, era un espectáculo subir a nuestra azotea del barrio de la Mezquita, para verlas con un catalejo, de noche cuando estaban encendidas. A mi madre le gustaba mucho eso, era su: -Vamos a ver las Ermitas a la azotea. Era el punto luminoso de referencia de nuestra sierra, que se ve desde mucha distancia. Mi abuela se había criado entre Trassierra y Cabriñana, luego era serrana. Su padre Acisclo Jurado, mi bisabuelo fue aperador en Cabriñana, a finales del siglo XIX y era un gran conocedor de la sierra, de ellos posiblemente el gustarnos.
Plano topográfico de 1899. En verde la actual CO-3314
Pues bien, lo mismo que llamábamos Avenida de Canalejas a la de los Tejares, y Málaga a la calle Cruz Conde, se le llamaba la Cuesta del Reventón, o Trocha al sendero que partía de la Carretera de las Ermitas, para llegar antes arriba, para acortar el camino y que ahora se llama Cuesta de los Pobres. El que subían cantando los piconeros de Ramón Medina. A mí me costó bastante trabajo aceptar el cambio después, incluso tuve una discusión defendiendo el nombre antiguo, era hacer una rectificación de esos tiempos en que se te quedan grabadas a fondo las cosas en el cerebro. Igual que la barbaridad de llamarle a la Cuesta del Cambrón "Catorce por ciento".
Vuelo de los americanos Serie A, de 1947. Ya se ve la trocha.
Vuelo de los americanos serie B, 1956 en un terreno pelado se ve aún mejor
El pasado día ocho tuve la oportunidad de hacer el recorrido con Paco Lucena, un vecino, que es nieto del último peón caminero de la Carretera de las Ermitas, y me dio alegría porque él, que ha nacido y se ha criado en Melero Alto, y andado por esos lugares muchos años, tenía como abuelo por parte materna el citado funcionario municipal, encargado de reparar los cinco kilómetros de la Carretera o Cuesta de las Ermitas, como se la llama también en el Reglamento de Peones Camineros y Guardas, que no Cuesta del Reventón, claro el Reglamento es de 1863, y lo del "caballo reventado" dicen que de 1904. Pudiera ser una licencia turística, alguien contó la leyenda del caballo reventado y le cambiaron el nombre.
Vuelo interministerial de 1977, aún más claros los recorridos
Un amanecer de primeros de septiembre de 2016
Luego hay otra cosa que me dijo que me llamó enormemente la atención, Victoriano Porras, su abuelo, le decía que los pobres cuando subían a por la comida, que no era siempre necesariamente habas, subían por otro lugar, una especie de cortafuegos que se ha convertido en torrente, que lleva materialmente debajo del Sillón del Obispo Trevilla, zigzagueando desde luego porque el desnivel es brutal. La entrada al cortafuegos es por el Km. 3,270. Dice que ese sendero lo ha andado con su abuelo alguna que otra vez, y solo con los animales muchas, cuando los llevaba a pastar por esos lugares. Así que él que es conocedor del sitio por ser lugar de su trabajo durante mucho tiempo, llamaba Cuesta del Reventón a la Trocha y dice que los Pobres subían por otro sitio. Y lo que ahora se le llama Cuesta del Reventón, ha sido siempre Carretera de las Ermitas.
El llamado corta fuegos desde la carretera de las Ermitas, KM. 3.270
El mismo cortafuegos desde el mirador de Trevilla
Y es posible esa subida de las personas, por ser más corta, aunque el problema lo veo mayormente al final al acceder a la explanada. Visualizadas las fotografías aéreas de los vuelos, series A y B de los americanos, de 1945 y 1956 -lo más antiguo que podemos ver-, ya está la Trocha o Cuesta del Reventón -como le llamamos nosotros- visible, aunque no se ve la que decía Victoriano. Hay que reconocer también que posiblemente que, teniendo en cuenta que el asunto de la comida era en finales del XIX o principios del XX, sería un sendero fácilmente borrable. Antes no había tanta vegetación y esas laderas estaban muy desoladas.
Un sendero que discurre a media ladera en dirección a la rocas de la entrada
Todas las mañanas cuando subo, al pasar por el cortafuegos, es de obligada parada y mirar hacia arriba, pensando en subir algún día, pero me da miedo. Lo mismo hago desde arriba, miro buscando por donde podría ser el acceso, porque la zona más pedregosa y vertical no puede ser. No deja de ser otra teoría que a lo mejor sería conveniente comprobar. Se acordaba también por haber subido, cuando el molino de aceite de la Ermitas era el que prensaba las aceitunas de los contornos, que subían en bestias. Y hablamos cuando por los regueros de los arcenes (entonces estaban perfectamente mantenidos), bajaba el alpechín hasta casi la alcantarilla del Patriarca (túnel debajo de la carretera). Le comenté que un amigo mío, Pepe Toscano había tenido relación con ese molino cuando funcionaba. Hoy es la sede de la Asociación de Amigos de las Ermitas.
Vista desde el mirador buscando el sendero de los pobres
Bueno pues esa es la cuestión el dichoso toponímico, variable según quién dibuje el mapa, o quien cuente la historia. Lo tenemos muy claro en otras ocasiones; Pardo, Leopardo, Leonardo, Lo Pardo, etc. para un cortijo que se llama El Pardo. En cuanto a lo del caballo reventado, la crónica del día 12 de mayo de 1904, no refleja este incidente, bien es verdad que no merecería la pena reseñarlo si hubiera sucedido, pero no lo refleja. En Cordobapedia dice: "La primera visita oficial fue el 12 de mayo de 1904, en la que el rey acompañado por las autoridades visitó la Mezquita, que le fue enseñada por el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, el Ayuntamiento, la Fábrica de Productos Esmaltados, conocida como "La Porcelana", en la barriada de Las Margaritas y Las Ermitas, desde donde contempló una panorámica de la ciudad."
Roquedal debajo del mirador
En un periódico decía:
"A las once de la mañana llegó el Rey a esta capital, acompañado por los señores Maura y Domínguez Pascual, el personal palatino, el capitán general de Andalucía, Sr. Luque, y las altas personalidades de Sevilla. Le esperaban en la estación las autoridades, las corporaciones, los jefes de la guarnición, los centros de enseñanza precedidos por sus banderas, los diputados a Cortes, los senadores, los alcaldes de la provincia, las Sociedades y Centros e inmenso gentío, que aclamó y vitoreó con entusiasmo a D. Alfonso XIII. Las calles del tránsito se hallan engalanadas con arcos y colgaduras, ofreciendo un pintoresco golpe de vista. La muchedumbre aclamó al Rey, arrojando a su paso flores y palomas. En la catedral se cantó un solemne Tedeúm. Terminada la ceremonia religiosa, el Rey vio las joyas de la Mezquita. Acto seguido se dirigió al Ayuntamiento, donde se verificó una brillante recepción, siendo aclamados el rey y el Sr. Maura. A las tres y quince minutos S.M. sale de almorzar en las Ermitas.- Martínez."
Otra vista del roquedal
Y en otro:
"En las Ermitas-Regreso a Sevilla. Córdoba 12.- A las tres de la tarde ha llegado el Rey a las Ermitas, siendo recibido bajo palio por un delegado del obispo. Se dirigió al mirador conocido por "el sillón del obispo", donde se había levantado un amplio pabellón, en el que se sirvió un lunch ofrecido por la Diputación y Ayuntamiento. El monarca admiró la grandiosidad del paisaje que se descubre desde aquel sitio, viéndose Córdoba a vista de pájaro. Los ermitaños le han regalado cuatro rosarios de plata con expresivas dedicatorias, destinados al Rey, a la Reina, Princesa de Asturias e Infanta María Teresa. El monarca agradeció el regalo. El presidente de la Diputación le entregó una medalla de oro.
La Cuesta del Reventón ahora de los Pobres
El servicio del lunch resultó excelente, siendo servido por los reposteros Pussini hermanos. Al acto han asistido los Sres. Maura, Domínguez Pascual y otras importantes personalidades. Después S.M. estuvo hablando por teléfono con la Reina. A las cinco abandonó tan pintoresco sitio, del que se lleva grato recuerdo. Ha asistido a la corrida regia, viendo la lidia del cuarto y quinto toro. El público tributó al Monarca una entusiasta ovación. Don Alfonso hizo después una breve visita a la fábrica de productos esmaltados, saliendo después para Sevilla.-Martínez Alguacil"
Una vista del desnivel
En ninguna de las crónicas hablan del caballo reventado. Seguro que no estarían obligados a hacerlo los cronistas, pero no deja de ser un acontecimiento notable, que significaba la altura del lugar y la dificultad para subir a él. Otra crónica, esta local dice: "Como en el camino se rompieron las lanzas de varios carruajes, nuestro director cedió un asiento de su coche al Marqués de Santa María de Silvela y subió a las Ermitas por la trocha corta, llegando antes que todos los carruajes, excepto los dos referidos del Rey y el Gobernador. Como la estancia en las Ermitas se prolongó rato, el Rey indicó al Sr. Suarez Alonso, que procurara llegar a Córdoba pronto, y efectivamente, sólo tardó dicho vehículo 29 minutos desde las Ermitas a la Plaza de Toros."
Otra subida real, esta con el padre y abuela de Alfonso XIII
Rotura de lanzas de algún carruaje y lo más llamativo "subió a las Ermitas por la trocha corta,". Luego está claro que había una trocha además de la carretera normal. Si miramos el topográfico nacional de 1899, fotografía de la portada, vemos que la carretera de las Ermitas es la que iba a los Lagares, y a Ntra. Sra. del Rosario, y antes de llegar a la curva de la casilla de peones camineros subía, prácticamente por el arroyo de Valdegrajas, hasta la fuente y había otro camino hasta entroncar con el que venía de la fuente. Se supone que ésta sería la "trocha corta" mencionada en la prensa. También podemos ver que por el Pardo, que aquí llaman Leopardo, también se podía subir, desde la carretera de Villaviciosa. Y había una subida al Lagar del Aljibe desde la misma carretera.
Una vista desde la azotea de mi casa, entonces también se veía Pino Gordo
Ahí queda el reto de tratar de encontrar, en algún documento fiable, si la Cuesta de los Pobres es la que ahora llaman así o no. Ya que de Reventón nada de nada. Las crónicas no hablan nada de ello. No hay que dudar que cualquier bestia reventara un caballo en esa subida y seguro que hasta en el llano, pero parece que no en la visita de Alfonso XIII, el 12 de mayo de 1904, cuando el monarca tenía 18 años.
Crónicas de la visita real
Fotos del autor y de GoolZoom.
Bibliografía Cordobapedia, El Defensor de Córdoba y otros periódicos.