Vista de la mina de Tenería
Hoy 25 de agosto me ha tocado ir (gracias a la invitación de Abén) con ese equipo de espeleólogos del G40: Emma Alvandor, Gloria Lara, Rafa Bermúdez, Abén Aljama y Pancho Gamero, a la hermosa y pintoresca ciudad Montoro, y efectuar la visita a una serie de minas de agua de poca entidad en cuanto a su profundidad o importancia geológica, en el pago de Vista Hermosa, para levantar la topografía de las mismas. Nos atendió el concejal de ese ayuntamiento Pepe Romero.
Aérea del IGN
Hemos visitado una primera cueva que parece es ocupada por el ganado, luego una mina de agua que vertía en una alberca, de notable profundidad según el empleado municipal, y que requerirá realizar, cuando en invierno se desocupe de agua, una visita más técnica ya que el túnel está totalmente inundado y ofrece un notable peligro en este estado investigarlo, y no es por falta de profesionalidad y audacia del equipo.
Entrada de Tenería
Y dos minas de agua, la primera llamada de La Tenería, de una profundidad de unos veinte metros, una altura de dos y algo, por una anchura de un metro, en ocasiones menos, con un nivel medio de agua de unos setenta centímetros, rectilínea con ligeras ondulaciones en su trazado. En la paredes tenía una especie de nichos, posiblemente para albergar las luces de los trabajos de excavación, y al final una chimenea inacabada, que no tenía referencia exterior, con dos ramales laterales que no pasaban de un par de metros, en su longitud, todo ello ascendente.
Emma y Gloria en pleno trabajo de topografía dentro del agua
Emma tomando notas
Otra más pequeña, titulada del Cañito, de cinco o seis metros de profundidad, de bastante menos altura, que no llegaba a los dos metros, y similar anchura de la primera. Ambas tenían un murete a la salida que era la que generaba el nivel de agua embalsada. Parece que la composición del agua es algo salobre, según nos manifestó Pedro Lara, propietario de un olivar por el que había que pasar para acceder a la mina, y que bajó con nosotros a ellas.
Abén, Rafa y Pancho, los dos últimos acaban de salir de la datación
Rafa en el fondo de Tenería
El lugar está en una zona en la que en la guerra civil estuvo estabilizado el frente, como lo demuestran una serie de trincheras que cicatrizan el terreno. Es la ladera olivar de un enorme meandro del Guadalquivir. Al frente La Alcaparra, en altura, abajo el nuevo puente, y cuando el meandro cambia su rumbo sur a oeste, la aceña de Fernando Alonso, olvidada en el margen izquierdo del río grande, arriba de la cual está un venero de agua dulce.
Cañito
Montoro siempre me ha llamado la atención por muchas razones además de por su belleza natural. Cuando la gente habla de Cuenca, nos olvidamos de que tenemos cerca de nosotros una ciudad tan o más bella que aquella. Luego estaban las historias de la guerra "incivil" que me contaba mi padre, pero del otro lado de la ciudad. Y hablando de guerras, otra, el paralelo que pasa por la ciudad, es el mismo que divide las dos Coreas. Es decir a la misma altura de nuestro hemisferio norte, está Montoro y la línea del armisticio, al que se llegó en los años cincuenta cuando se dividió en dos Corea.
Esquema a mano alzada de la planta y alzado de Tenería
Un selfie del grupo, incluido un repartidor de butano que pasaba por allí
Puede resultar una tontería de las mías, pero no deja de ser una curiosidad, a la que me llevó una película, de esas de clase B, con las que el Tío Sam nos inundaba con su propaganda, cuando, al igual que ahora, ejercían de gendarmes en el mundo. La dirigió Joseph H. Lewis, el del "Séptimo de Caballería", otra de aquellas en la que hacían que nos diera alegría e hiciéramos palmas (que pena de inocencia e ignorancia), cuando el sonido de la trompeta señalaba que venían los asesinos de los verdaderos propietarios de América del Norte.
Emma y Pancho
Abén y Gloria
Una fructífera mañana de los últimos días de un agosto que perece que a última hora nos va a dar algo más de calor que a lo largo del mes. Lamentar la ausencia por motivos profesionales del Arqueologo provincial, Alejandro Ibánez, habitual de estas prospecciones. Y como siempre, esto no deja de ser una mera crónica informal, los trabajos serios, científicos, con el instrumental adecuado, mucho mejores que la improvisación basada en la memoria, vendrán después, firmados por los profesionales del medio, a los que pido disculpas por la intrusión.
Fotografías del autor Google y Apple
Bibliografía de la memoria