Al-Hakam II
Siempre, para mí, es un placer releer a mi malogrado amigo Miguel Salcedo. En su libro "La Mezquita Catedral de Córdoba", en el capítulo llamado "El Cenit Coránico", que me regaló y dedicó, cita una milenaria leyenda cordobesa que el Infante Don Manuel, relata en su libro del Conde Lucanor en su Cuento XLI: Lo que sucedió a un rey de Córdoba llamado Alhaquen, con alguna ligera variante. Según Miguel, y yo estoy de acuerdo en ello, se demuestra como a pesar de las leyendas urbanas, de la seriedad cordobesa, del estoicismo, etc. en el fondo nos reímos hasta de nuestra sombra. Bien es verdad que estamos todavía muy lejos de los gaditanos.
Tocando el albogón
Al-Hakam II, al-Mustansir Bi-llah (El que busca la ayuda victoriosa de Alá), cuando aún era príncipe, se cuenta que, como tardó en acceder al gobierno -lo hizo con 46 años, nació en el 915 y accedió al trono en 961 muriendo en el 976, fue el 9º de la dinastía omeya y el segundo califa-, tuvo mucho tiempo para dedicarse al ocio. Entre sus aficiones estaba la música y parece que no se le daba mal. Tocaba una variedad de un instrumento de graves notas, parecido a una gaita gallega, nada sofisticado. El albogón.
Al-Hakam II, al-Mustansir Bi-llah
Un buen día se le rompió el fuelle del instrumento de viento y, como también dicen que era un "manitas", arregló la fisura poniéndole un parche. Aquel asunto fue muy llamativo, decían por los mentideros: -Aviados estamos, vaya soberano que vamos a tener, en lugar de hacer cosas importantes sólo se le ocurre ponerle un parche al albogón. Estos comentarios al final llegaron al príncipe Al-Hakam, éste reunió a un grupo de amigos y cortesanos, amén de otros dirigentes, y les dijo: -Cuando llegue al poder del califato, procuraré pasar a la posteridad por hechos gloriosos, que dejaran en olvido la historia del albogón y el parche.
Portada del libro de cuentos
Al final no lo logró del todo, pues mil años después el pueblo llano, en su lenguaje de andar por casa, emplea la palabra "parche" y la aplica a asuntos sin importancia y "parchoso" a quien los ejecuta. Pero en el fondo Al-Hakam II, cumplió su promesa, como sigue diciendo el Infante Don Manuel: "Cuando aquel rey hubo acabado la mezquita, haciendo tan buen añadido, dijo que, si hasta entonces se habían burlado por lo que hizo en el albogón, de ahora en adelante sería justamente alabado por el añadido que hizo terminando aquella grandiosa mezquita."Y lo consiguió, cuando se quería elogiar algo decían los árabes "este es el añadido del rey Al-Hakam". No obstante cuando digamos esto es un parche y tú eres un parchoso, nos acordemos de la procedencia de la frase.
Fotos de Internet
Bibliografía de "La Mezquita Catedral de Córdoba", de Miguel Salcedo Hierro, y del cuento XLI- El Conde Lucanor