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SOBRE LOS FUEGOS EN EL CAMPO Y LOS RESIDUOS QUE NO LIMPIAN LOS USUARIOS INDESEABLES.

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Hoguera en todo su apogeo a las ocho de la mañana

La mañana del lunes pasado, 14 de mayo, bajaba por el camino que nos lleva al vado del arroyo de la Palomera debajo del puente de Hierro del ferrocarril en desuso de Almorchón. A mediados del camino se bifurca el camino y enfila directamente hacía el arroyo, donde estaba el puente de madera de Juan y su amigo. A la izquierda, entre la vegetación de un bosque de ailantos y parras silvestres, entre otras especies, hay una"cochera" de un 'okupa campero', cuya "parcela"está en el mismo bosque, en el margen derecho del arroyo. 

Lugar del perol

La candela como se veía desde el camino

Cuál no sería mi sorpresa que, el precioso prado entre los dos caminos estaba tapizado por residuos, botellas plásticos y papeles de un perol dominguero, pero no acababa de indignarme, cuando vi salir humo del lugar donde habían hecho la candela. Teniendo en cuenta que eran las ocho de la mañana, lo más normal es que los indeseables habían dejado la hoguera encendida desde la tarde anterior. Bajé a la misma y efectivamente era así, un grueso tronco se consumía por el fuego y debajo las brasas de otros. Busqué entre la porquería y encontré una garrafa de plástico, bajé al arroyo la llené y procedí a apagar la candela.

Una vez apagada

Otra vista

Hicieron falta dos garrafas más, en total tres, para apagar el enorme tronco y las brasas. Ya por lo menos no había problema alguno. Dije antes indeseables, porque en relación con el volumen de porquería esparcido por el prado, tenían que ser varios los susodichos/as. Y la pena es que no hubo ninguno/a que decidiera, teniendo el arroyo al lado, apagar el fuego. No pretendo que recogieran la porquería esparcida por el prado, que tampoco  hubiera venido mal, pero pensé, a lo mejor esta gente vive así, entre la mierda y eso no les preocupa, pero dejar una candela encendida es un verdadero crimen.

Y otra

Los residuos

Publiqué las fotos en una red social y hubo bastantes comentarios, algunos muy interesantes, por destacar uno de ellos, decía que los desaprensivos no son usuarios habituales de la sierra y los caminos, son elementos temporales, que desconocen que el campo se debe usar y dejar como lo hemos recibido, pero claro su colegio educativo serán las movidas y lo que llaman las "litronas", cuyos espacios urbanos quedan después del uso de estos "ciudadanos de la mierda" como un verdadero estercolero. Por eso creerán seguramente, que el campo lo limpia la empresa de limpieza municipal y el fuego lo apagan los bomberos. A la vuelta del paseo alguien había amontonado en el lugar de la hoguera toda la porquería.

Parte del comedor

Restos del bar

Por si no lo saben los incendios acarrean las siguientes sanciones penales: 

"Los incendios de monte o masa forestal se encuentran recogidos en el artículo 352, castigando a los que incendian montes o masas forestales con la pena de dos a cinco años y multa de doce a dieciocho meses. Asimismo, el artículo 358 del Código Penal contempla que el incendio se puede causar de forma imprudente, y será castigado con la pena inferior en grado a la respectivamente prevista para cada supuesto."
Y el T.S. dice: "que el comportamiento humano, criminalmente relevante, puede presentar dos aspectos diferentes: un hacer algo, conducta activa, denominada "acción", que también podemos llamar "comisión", y un no hacer lo debido, en principio considerado como conducta pasiva, denominada "omisión".

Montón de los residuos en la candela apagada

Otra vista de los residuos amontonados

Pero ningún criminal mira previamente el Código Penal, para saber lo que le caerá por la comisión de un delito. Dónde lamentablemente existe la pena de muerte, se sigue asesinando, sin que ello signifique un freno al crimen. Yo no soy ni partidario de la pena capital, ni me alegro de que nadie ingrese en prisión. Pienso que hay penas mucho más reparadoras, como pueden ser, la condena a que los fines de semana los dediquen a la limpieza de lo que ensucian sus colegas. Luego estaría la prevención, que siempre es mejor que curar. Si la policía, en las ciudades, la Línea Verde y en el campo la Guardia Civil Rural, tomara la filiación de los asistentes al evento -no hace falta que sean todos, pero sí un buen porcentaje-, para al día siguiente comprobar en el estado que quedó el lugar y la pena consistiera en la limpieza, a lo mejor íbamos educando peroleros miserables.



Fotos del autor
Bibliografía artículo de M.A. Peco Alcázar

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