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COMO COMPROBAR LA RESISTENCIA DE UN BALCÓN, LLENÁNDOLO DE FRAILES

Una vista aérea desde el sur, del patio de la Huerta de los Morales

Nos comenta D. Teodomiro que, por el año 1766 y un florido mes de mayo, había llegado a Córdoba una comitiva de personajes del mundo árabe, concretamente marroquíes, cuestión que el Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, de Pascual Madoz atestigua: “…Sidi Hamet Elgacel, que pasó por esta ciudad en 1766, son los traductores (lo intentaron de un texto del Mirhab)…” “… el cual según testimonio de un orientalista Migues Casiri que lo trató en Madrid, tenía muy corta inteligencia del citado idioma.” En una palabra el embajador de Marruecos Sr. Sidi Hamet Elgacel (que no sé si tendrá algo que ver, previa deformación de la palabra, con la calle Algacel del Campo de la Verdad) no sabía apenas traducir el  árabe, pero se cita que era: “Sabio principal de la ley”. Lo acompañaban Sidi-Amara Ben Muza familiar del emperador y un general, Sidi-Eljas Mahomet Esiles.

Vista aérea desde el este en la que se puede apreciar el balcón

Detalle ampliado (foto de baja calidad) del balcón

Balcones actuales del edificio de Sánchez Peña (Google)

En honor de estos visitantes, después de ser perfectamente obsequiados, se organizó una corrida en la Corredera, que vieron desde el balcón que había en la fachada de la Cárcel, hoy centro Cívico de la Corredera, que fue la Sombrerería Sánchez –fábrica modelo en el uso de moderna maquinaria industrial-, y luego el mercado de Sánchez Peña. Al decir había es porque después se puso el actual, el antiguo lo compró el Sr. Díaz de Morales y colocó sobre en la fachada de la Huerta de los Morales o la Favorita, que frecuentaba Romero Barros y su hijo Julio. Pues bien, el Sr. Díaz de Morales, pensaba que el balcón volaba demasiado y que por ello era poco seguro, a pesar de estar sujeto por barrotes de hierro que lo apuntalaban. Como no se fiaba quiso hacer una prueba de resistencia, como la que le hacen a los puentes, por poner un ejemplo cercano con camiones cargados.

Dibujo de Romero Barros de la Huerta

Huerta de los Morales óleo de Romero Barros

Huerta de los Morales óleo de Julio Romero de Torres

Como un balcón no podía probarse de esta manera, decidió invitar a comer a los frailes de San Gerónimo de Valparaíso, cuestión que, como es lógico, estos no iban a rehusar, por aquello de que estaban siempre dispuestos “siempre mirando al cielo, sin dejar de mirar al suelo”. Cuando acabó la comida los hizo entrar en el balcón, con el acicate de las vistas que desde allí se tenían, cerró la puerta y los dejó dentro, bajando él al patio para ver si se resentía el balcón, y desde abajo les reveló la idea del convite, que formasen parte de la prueba de esfuerzo del balcón comprado y estrenado, cuestión que a muchos les dio tal susto del que no se recuperaron en mucho tiempo. Es un poco la historia de un balcón de la Cárcel de la Corredera, hoy Centro Cívico, que compró el propietario de la Huerta de Los Morales para su hacienda, y que dudando de su consistencia le hizo la prueba de fuerza con unos cientos de kilos de frailes de San Jerónimo.

Estanque de la Huerta de los Morales (Google)

Estanque actual

Óleo del estanque

Nota: No es posible entrar a la Huerta por lo que no existe la posibilidad de hacer una fotografía actual del balcón.

Fotos de Google, MBACO y autor
Bibliografía Paseos por Córdoba y citada de Madoz

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